lunes, 8 de diciembre de 2014

Retroceso

Desconocía los alcances de mi inseguridad. No tenía idea de lo frágil que era la carcaza de mi ego. Un solo impacto la hizo estrellarse, sacudiendo el mundo que me esforcé en construir. Fui hacia atrás, de nuevo vulnerable a esos demonios contra los cuales había desarrollado inmunidad.

Hoy entrego mi fragilidad, pongo en tus manos mis flaquezas. Dejo a merced de la humanidad mi corazón vulnerable, aceptando con dignidad el castigo a su naturaleza altanera.

Me devolviste a la tierra de los mortales, me recordaste que pese a mi soberbia y que sin importar qué tan volátil se haya vuelto mi cuerpo, hay millones y millones iguales a mí. Réplicas, como piezas reemplazables del artefacto más simple.

No más aires de grandeza, mi agrietado orgullo y yo agachamos la cabeza ante la realidad y nos marchamos expuestos y avergonzados, siéndo lo que somos, nada más.

Humano.

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